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Andando juntos en el camino vibrante

Andando los meses, oyentes a las historias musicales y las tradiciones sonoras del mundo, compartimos juntos esta fascinación vibrante. Haremos un breve repaso de lo que compartimos mes a mes. Iniciamos allá en Enero con el dios de las puertas, Jano, preguntándonos sobre el sonido y el tiempo y adentrándonos en el artefacto sonoro chino para medir el tiempo llamado Xiangzhong; hablamos de las estrategias sonoras que buscan incrementar el consumo alterando la percepción del tiempo en los locales y sobre todo aludimos al trabajo de Down "The effect of tempo of background music on duration of stay and spending in a bar”. Luego supimos de Han Hsiang Tzu, el hsien Dios de la música para los chinos emparentado con Orfeo que dominaba la naturaleza con el sonido de su flauta mágica Pao Pei, y que para alardear de su magia musical pudo tocando una canción conseguir duplicarse a si mismo y estar en dos lados al mismo tiempo; nos valimos de esta preciosa historia para comentar el trabajo del físico Joel Sternheimer y su proyecto “Música Protoide” que inauguró el campo de estudio científico sobre el efecto sonoro en las plantas. Vino luego la historia de Pòlemos, el dios de la batalla, y su obligado matrimonio con Hybris, la diosa de la desmesura, padres ambos de Alala, el espíritu del grito de la guerra; supimos del Gjallarhorn con el que Heimdal (el dios guardían de la morada de los dioses nórdicos) avisará sonando el comienzo de la batalla del final de los tiempos, el carnyx celta que incitaba a las tropas y proponía reflexionar a los enemigos sobre la conveniencia de la retirada, el lituus etrusco que ponía briosos a los caballos para mejor arrojarlos contra los enemigos (que luego tocó con intenciones rituales Rómulo en su anunciación fundacional de Roma), hasta los olifantes de marfil con los que los caballeros medievales avisaban el inicio de la batalla, también supimos de las deleitaciones sonoras que Terpandro provocó en los espartanos evitándoles la guerra, o lo sucedido durante la Batalla de Ourdenarde en 1708 cuando los percusionistas imitaron tan exactamente el sonido de la retirada del ejercito francés que el resto de los soldados engañados por esta astucia musical también se marcharon. Oímos el llanto de Zeuz al nacer y como del contacto de sus lágrimas con la tierra brotaron Peoneos, Epimedes, Iasos Heracles e Ida, cinco hermanos conocidos los Curetes (Κουρήτες) que cuando Cronos buscaba al niño Zeuz para comerlo conseguían ocultar sus llantos haciendo ruido; analizamos luego el ruido en la posmodernidad y las significativas alteraciones que nos provocan los altos decibelios a los que estamos expuestos y la pandémica contaminación sonora que como desarrollamos tanto afecta al humano como al el carbonero común macho (Parus major), un ave que tuvo que aumentar los sonidos que emite en sus lances amorosos para poder ser oída por encima del ruido causado por los seres humanos, o lo que sucede con el croar de las ranas que en circunstancia de comunicar su intención sexual siempre tiende a ser lo mas grave posible pero que por la contaminación sonora no alcanza a ser oído por sus parejas aspirantes. Aparecieron luego las historias de Àbaris el Hiperbòreo, Empèdocles de Acragante y Epimenides de Creta que surcaban la antigüedad modificando la naturaleza con sus sonidos y cantos, todos ellos καθαρταí (kathartaí) o “ensalmadores” que produciendo sonidos especiales componían conjuros llamados “ensalmos” que eran fonaciones específicas que accionan en la naturaleza modificándola a voluntad; viajamos entonces desde el Fiat Lux (“que se haga la luz”) con que la Biblia inicia su tercer versículo del Génesis, la fórmula “maskelli-maskello” que se encuentra en los textos encontrados en los desiertos de Egipto conocidos como “Papiros Mágicos Griegos”, o los palíndromos que siguen un patrón sonoro como akrakanarba, santalala, sesengenbapharanges, akhaiphothotho, ablathanalba, akramakhari, phorphora o borphorba o el famosísimo Abracadabra; finalmente gozamos del Kototama y los poderes místicos que viven en las palabras. Sonaron rumbosas las mujeres Inuit y su canto Kattajaq que reseñadas por primera vez por William Edgard Parry, un intrepido explorador del Artico que en 1824 tiene contacto con esta practica Inuit y la deja registrada en su libro “Three voayages for the Discovery of a North-West pasaje fron the atantic to pacific, and Narrative o fan attempt to reach the North Pole” y hoy dia sigue siendo una de las formas culturales y musicales de los esquimales de groenlandia y el norte de Canada. Se nos arremolinaron los planetas cuando comentamos el intento de conciliar el sonido y los astros de Kepler en sus obras Mysterium Cosmographicum (1596) y Harmonices mundi (1619), su búsqueda de relaciones entre las escalas musicales y los Afelios y Perihelios planetarios; junto con Kepler deducimos siguiendo la rotación de los planetas que el mas lento en su Alfelio era Saturno y fue la referencia para la nota mas grave de la escala siendo la nota Tonica de toda la escala; asi, poniendo a dialogar al resto de los planetas y buscando las relaciones entre ellos, pudimos revelar que el Do era el perihelio de Marte, el Do# el Afelio de Mercurio, el perihelio de Júpiter era la nota Re, el Mi el Afelio de Venus, el Fa# el afelio de Marte y el Sol el afelio de la tierra. Al tañir de las campañas pudimos comprender la sentencia “XPS Tonat, XPS Sonat” ,”Júpiter tonante, Júpiter sonante” y como en la Europa medieval al maleficio de las tormentas se lo curaba con el sonido de las campanas con un toque capaz de alejar el riesgo del granizo llamado “Tentenublo”; hablamos de Martin Mersenne, un sacerdote del siglo XVI conocido por muchos “el padre de la acústica”, y autor de una importante obra teológico-musical de su época (el “Traité de l'harmonie universelle” de 1627), que decidido a zanjar la disyuntiva, se aboco al estudio de las campanas, sus resonancias, diámetros y grosores intentando determinar la acción de su sonido frente a las tormentas y como fue perdiendose esta practica hasta ser prohibida por el parlamento de Paris en 1786 y la posterior desaparición de la profesiòn de campanero cuando en el Concilio Vaticano II se determinò mecanizar las campanas. Dijimos juntos las palabras oraculares incomprensibles analizando (desde Pausanìas, Plotino y en la compilación mìstica “Philocalia”) la utilización ritual de la palabra, cuando desprovisto el discurso de sentido lógico resalta en él lo meramente fónico, lo sonoro de lo dicho, lo eminentemente vibratorio y no semántico; supimos de la Teurgia, la magia de comunicación con los dioses y como se valía de palabras incomprensibles, reacentuaciones deformantes, elipsis discursivas, aliteraciones y jitanjàforas; conocimos los Samoyenos Siberianos y la escucha de la “Voz de la Enfermedad” que hacen los chamanes y del el Pectoral del sumo sacerdote ("choshen mishpat"): una pechera con 12 piedras incrustadas cada una representando a una de las tribus de Israel, apoyada sobre la infaltable túnica de lino Efod, que para responder al consultante emite a la par luces y sonidos como palabra profética. Ya en Tibet compartimos la escucha que el lama tibetano Je Tzong Sherab Senge tuviera durante un sueño cuando una voz profunda y cavernosamente grave, mas bramando que hablando, le sugería una cadencia sonora que fuera el comienzo del “canto armónico” gutural y sus tres estilos diferenciados: el canto Gur, que es cadenciosamente lento; el Ta, basado en la mera fonética (las palabras que se pronuncian son ininteligibles) que sigue una vaivén de fraseos regulares sobre una escala de cinco notas (escala pentatónica); y el mas celebre de ellos, el canto Yang, en el que se realizan fonaciones agravadas hasta el límite de lo posible que se apoyan sobre vocales siguiendo una línea melódica ininterrumpida; conocimos la Universidad Tàntrica Gyume y la Universidad superior tàntrica de Gyuto, cuyos monjes son celebres por su canto y que diferencian sus estilos de tal modo que los monjes Gyuto resaltan el 10ºmo armónico sobre una base sonora grave y los monjes Gyume refuerzan el sonido del 12º armónico. El mes pasado, finalmente, escuchamos a las estatuas de Memnòn cantar al alba…

Agradecidos a ustedes por acompañarnos suenan nuestros cuencos tibetanos como celebración por este año compartido juntos y como augurio para un hermoso año por venir vibrando como familia sonora.-

VISHUDA CUENCOS TIBETANOS

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