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De planetas, hombres y otras hermandades

“La música placentera estimula el núcleo accumbens, grupo neuronal frontal profundo, cercano a la línea media, en la base del cerebro. Este núcleo se vincula a la sensación de recompensa, la risa, el placer, la adicción y el miedo, y se activa también con la excitación sexual, la cocaína, y...¡el chocolate!”

Osvaldo Fustinoni, El Cerebro y la música


“La razón no se aproxima pero se adapta cada vez con mayor precisión a lo enigmático”

Ludwig Marcuse, Pesimismo

La Cimática es el estudio de las formas visibles del sonido y la vibración. Es en donde libamos aquellos que tenemos que explicar porque el sonido es curativo y como la vibración, convenientemente dispuesta, genera resultados en la materia. Desde luego, siempre huelga considerar la simetría y entender que la vibración perturbadora perturba, y la armonizadora armoniza.

En 1618, afortunadamente, Galileo Galilei escribió un libro fascinante, "Controversia sobre los cometas". En unas de sus tantas partes salientes, el astrónomo asegura: "El universo está escrito en un lenguaje matemático, y sus caracteres son triángulos, círculos y otros figuras geométricas, sin las cuales para la humanidad sería imposible entender el mundo".

Lo que es real y aún se percibe como fantástico es que escuchar un sonido con esa fisonomía vuelve así de bella nuestra fisonomía. Planetas, cometas y seres humanos estamos informados y conformados por el mismo patrón vibracional. Acaso sea así de evidente que la salud es un sonido que se oye y que al sonar parece decir “naturaleza”. Y como sabemos que los cuencos tibetanos cantan la canción de la naturaleza, quedamos entonces, como quedo Galileo, dichosos de saber que algunos misterios embellecen la existencia.

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