“La célula auditiva, llamada «célula de Corti», tiene una función en el recorrido neuronal del sonido que se relaciona con el grado madurativo de la estructura intelectiva y emocional. La canción tiene unas características formales concretas: brevedad del texto,facilidad de memorización, poder emotivo, capacidad de comunicación y surge de la unión de música y texto, de palabra y sonido”
Toni Jiménez Fajardo – La canción como espejo humano
“Aquí puedo sentarme solo, lejos de todas las miradas; y aquí puedo juntar a los trinos lastimeros del ruiseñor mi voz doliente y los acentos de mi desventura.”
William Shakespeare – Los dos hidalgos de Verona
Abrazada por las montañas Zuun Jargalantyn Nuruu y Nuruu Xuremtiin, por el río Chono Xaraix y los lagos Xar Nuur y Nuur Dargin , la región de Chandman en Mongolia goza de vibracional fama y se la estima tan reverberante que afirman que el eco de la lluvia puede durar hasta 3 o 4 horas después de concluido el chaparrón. Allí nació, favorecido por el robusto eco montañoso y como una astucia de comunicación en esas grandes distancias, el canto armónico tradicional mongol llamado Xöömij. O quizás sea como otros aseguran, que es el río Eey, de mágicas aguas, el que enseño a los antiguos mongoles la resonancia simultánea de notas y sobretonos. Es una opción plausible, aunque algunos afirman que una cascada escondida en las montañas produce sonidos armónicos y que quienes enseñan el Xöömij en vez de transmitir la técnica de manera directa envían a los aprendices hasta la cascada con la indicación de que ahí permanezcan hasta poder imitar con la voz los sonidos que la caída de agua emite; aseguran que la cascada es el regalo de los dioses a los hombres para enseñarles la música que de una garganta puede salir. Es una hipótesis perfiladamente mágica aunque digna de consideración; si no fuera por esta otra que cuenta que el canto gutural de sobretonos mongol nace debido a la urdimbre de lagos, ríos, pájaros y montañas de la región de Chandman, que permitieron tejer con las gargantas de las tribus locales un canto particular que imitara esa polifonía natural. Un animal protagoniza musicalmente entre la fauna aspirando a tener sobre sí un exclusivo mito sobre el origen del Xöömij, es el ave usny buxI bittern que emite sonidos armónicos que inauguraron, sostienen, la tradición del canto gutural, aunque otros dicen que por el contrario es a un tipo de gallina y sus exóticos sonidos que se debe la inspiración musical. Si no tuviésemos en cuenta la existencia del Monte Jargalant podríamos encontrar razonable alguna de las anteriores versiones del nacimiento del canto Xöömij, pero sucede que según cuentan los pobladores esta elevación rocosa contendría los vientos provenientes del oeste y luego de que recirculen por las concavidades pétreas de sus perfiles, estos vientos saldrían directo a la estepa con un renovado brío favorecido por todas las circunvalaciones que atravesaron generando sonidos hermosos e inspiradores que sugirieron a las gargantas de los mongoles el canto gutural que les es tan particular. Para quienes quieran precisiones sobre las frecuencias y espectros sonoros del canto Xöömij recomendamos muy especialmente el trabajo de Soichi Takeda y Teruo Muraoka “Analysis of Acoustical Features of Biphonic Singing Voices, male and female Xöömij and male steppe kargiraa”, nosotros por esta vez, hemos descansado de la búsqueda de las certezas para disfrutar lo que la poesía y la tradición pueden contar sobre los sonidos.
Los cuencos tibetanos comparten esta pluralidad de nacimientos y sus orígenes son acechados por elucubraciones mágicas, tiernas alegorías naturales y descabelladas conspiraciones monacales; sin embargo, ascendiendo al bullicio de las palabras sus vibraciones nos llegan y con la contundente verdad de sus sonidos nos avisan que aún siguen naciendo, porque en nosotros se postulan a ser una eternidad.-
VISHUDA CUENCOS TIBETANOS
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