La historia de la música está superpoblada de ensoñaciones reveladoras. El mismo Sócrates comentaba recibir en un sueño la indicación de que hiciera música. En este caso querríamos comentar brevemente el sueño de Escipión relatado por Cicerón al final de su “República” ya que posee una fuerte impronta pitagórica y nos sirve de enlace para asociarla con un tema que nos gusta frecuentar que es la música de las esferas. En este relato de Cicerón se cuenta que Escipión Emiliano, en visita al rey Masinisa durante la tercera púnica, y luego de una agasajante cena con él consigue sin esfuerzos ya en su cuarto rodearse del nebuloso y reparador sueño. A diferencia de otras noches en ésta le sobreviene la imagen corpórea y contundente de Escipión el Africano, el general romano vencedor de Aníbal. Si acaso le enturbiaba el dormir era para referirle las revelaciones del más allá, y por eso provisto de novedades inestimables no se frenó en contarle no sólo el destino sino las características constitutivas del Universo. En este relató El Africano le refiere a Escipión que un sonido fuerte y suave a la vez resulta del impulso y movimiento de las esferas astrales, en intervalos desiguales pero proporcionados, combinados de agudos y graves armónicos. Que la Naturaleza hace que las esferas extremas emitan sonidos graves y el cielo superior estrellado los sonidos agudos. Son, según revelaba el Africano, siete sonidos distintos en sus intervalos. Y si acaso no los escuchamos es porque su rapidísima revolución es tal que, como al mirar el sol de frente nos cegamos, así nos ensordecemos de su abundante presencia. Escipión se despertó poblado de revelaciones.
Para quienes siguen nuestras notas habrán notado la semejanza con el mito de Er platónico, sin embargo más allá de maridar estos dos relatos queremos no eludir la perplejidad que da esta bella historia: la de un cosmos musical y resonante que es revelado en sueños.-
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