Hemos hablado muchas veces del Aulós, esa célebre flauta griega que se estima creada por Atenea y que por burla de las dos górgonas Estenos y Auríala (le señalaban que al soplar se le inflamaban los cachetez afeando sus facciones) la tiró a un río donde Marsias (de quien también hemos hablado varias veces) la halló y se sirvió de la magia de sus melodías para osar retar a Apolo a un combate musical que llevaría al desprevenido sátiro hacia la muerte. De querer ampliar en estas historias hemos escrito anteriormente en detalle sobre ellas pero hoy queremos poner la atención en otros flautistas de la antigüedad, menos conocidos y celebramos, pero que también supieron hacer de la flauta un arte encantador del ser humano y una manera de colaborar con mejorar el asunto vital. Estos otros flautistas mas a la sombra de los grandes relatos son Harmónides, Eumolpos, Títiros y Terambos.
El primero de ellos, Harmónides, era de Tibicenas, el territorio de la actual Canarias en España. Al preguntársele las razones de su afición al arte musical, sin temblarle el pulso confesó que lo único que lo movía a sonar su flauta era alimentar su vanidad por vía de los elogios a su destreza. Para enderezarle el norte su profesor le sugirió prestar atención al hecho de que silbar saben muchos pero juzgar y crear lo bello pocos pueden. No obstante la advertencia Harmónides tocaba henchido de amor propio hasta que fue desafiado y tuvo que inevitablemente enfrentarse en un concurso para poner a prueba y a vistas de otros sus dotes autodeclaradas sublimes. Tocó fuerte pero tan nervioso que el sonido no salía, entonces aumentó la fuerza de su soplido y empezó con espasmódicas contorsiones. Aún incapaz de sacar un solo sonido se dedico a esforzarse en un último y potente soplo, tan final que fue a su vez fatal porque tras este intento Harmónides cayó muerto.
Eumolpos fue una hombre de peso ya que era hijo de Poseidón y fue a su vez quien inició en los misterios al rey midas y a Heracles, además de enseñarle a tocar la lira y sobre todo la flauta, que era el instrumento con el que demostraba maestría. En un litigió y por razones que exceden esta crónica Eumolpos testimonia falsamente y como faltar a la verdad era un ofensa densamente grave no sólo a él sino a todos los flautistas se les impidió el ingreso al templo en la isla de Tenedos. , pues él era un maestro de este instrumento y de la flauta.
Titiros invento a un tipo de flauta egipcia de un solo tubo llamada Tityros en homenaje a su creador y fue Terambos el pastor músico más celebre en su ejecución. Se dice que Terambos, además de glorioso en la flauta fue el primer mortal en tocar la Lira, que era un instrumento de origen y destino divinos.
En el catalogo de músicos de instrumentos ancestrales y místicos la lista se puebla de celebridades y anónimos, todos ellos enamorados de los sonidos y ansiados de hallar en ellos un vehículo para su interioridad. Así también está poblada de una legión de desconocidos la historia de los cuencos tibetanos; tocados desde las cimás más altas del mundo hasta los rincones más urganos, cientos o miles, o deseamos millones, podrán tañir su cuencos sabiendo que a la historia de los cuencos se entra sonando y se persiste vibrando a través del mundo ya transformado por su, nuestro, anónimo sonido.-
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