top of page

Nuestro sonar Interior


Oh, hombres, cuando algún día leáis estas palabras, pensad que habéis sido injustos conmigo, y dejad que se consuele el desventurado al descubrir que hubo alguien semejante a él, que a pesar de todos los obstáculos de la naturaleza, igualmente hizo todo lo que estuvo en sus manos para ser aceptado en la superior categoría de los artistas y los hombres dignos

Ludwig Van Beethoven – Testamente de Heiligenstadt



“Hay en las almas una simpatía por los sonidos. Y como la mente está pendiente, el oído se complace. Con aires que se funden, o militares, o graves: algún acorde suena en nuestro interior, al unísono con lo que oímos el corazón responde”

William Cowper, The Task



"El Testamento de Heiligenstadt", una carta de despedida escrita y luego escondida que tenia por destinatarios a sus hermanos Kaspar Anton Karl y Nikolaus Johann, en ella Beethoven confesaba su creciente sordera y la fuerza de una angustìa que lo llevaba a considerar el suicidio: “…cuando alguien se paraba a mi lado y escuchaba una flauta a la distancia, y yo no escuchaba nada, o alguien escuchaba cantar a un pastor, y yo otra vez no escuchaba nada, estos incidentes me llevaron al borde de la desesperación, un poco mas y hubiera puesto fin a mi vida…” Era el año 1802 y el compositor tenía recientes 32 años de edad. Afortunadamente el arte consiguió reconquistarle el deseo de vivir, y por eso, luego de escrita la carta fue guardada, y evacuada en las letras la tristeza y el músico decidió continuar con vida. Los años que siguieron a esta confesión desesperada nos dieron las sinfonías 3era (la Heroica) y 6ta (La Pastoral), de 1804 y 1808 respectivamente, las 4ta, la 5ta y ya irreversiblemente sordo y en un silencio total sus cinco últimos cuartetos de cuerda, la Missa Solemnis y la 9ª Sinfonía. Murió a los 56 años, mucho tiempo después de aquella infausta carta felizmente desoída. Además de las bellas ocurrencias musicales emerge inevitable la interrogante del origen de esa música en Beethoven, siendo que el vibrante y audible mundo se le escapa como posibilidad inspiradora. Hoy llamamos Phonomnesis a ese mágico acontecimiento y supone la capacidad de imaginar los sonidos cual si los estuviéramos escuchando. La memoria podría estar implicada en este componer silencioso, sin embargo no de manera directa y causal, sino que cualquier elaboración mental puede derivar, transformándose, en una evocación sonora sin conexión directa con el recuerdo o imagen inicial. El neurocientífico, psicólogo cognitivo y músico Daniel Joseph Levitin, siendo Director del Laboratorio de Percepción, Cognición y Experiencia Musical de McGill en Montreal, Canadá, tuvo la ocasión de analizar el cerebro del músico Sting. Se le hicieron análisis de patrones Multi-Voxel que sirven para identificar en las resonancias magnéticas regularidades para “leer” los pensamientos de las personas, y también análisis de disparidad representacional para evaluar la complejidad del procesamiento de información del cerebro. Esto permitió descubrir que en el cerebro de un músico profesional imaginar el sonido es casi exactamente semejante a oírlo y robusteció a su vez el campo de investigación sobre la organización cerebral de la música. Según parece los sonidos se organizan interiormente según variables especificas y por eso cuando intentamos evocar alguna música, al intentar traccionar la memoria a través de una variable, conseguimos traer otras músicas no evidentemente relacionadas. En el cerebro de Sting se pudo ver cuanto se asemejan para el músico la canción “Libertango” de Astor Piazzolla y la canción de los Beatles “Girl”. Ambas comparten universos de significación que para Sting son semejantes pero no directamente evidentes, quizás sea estar en campos armónicos menores y ser melódicamente parecidas por momentos, y por eso quizás el cerebro las organice juntas, hermanándolas; también unidas a la evocación parecían estar la canción “Green Onions” y "Moon over Bourbon Street"; quizás por estar compuestas en Fa menor y llevar un ritmo de 132bpm, solo por ahora tenemos el quizás como afirmación posible. Pareciera que el sonido puede interiorizarse al punto de ser evocado con una justeza tan exacta que asemejaría la escucha propiamente dicha. (Para quienes quieran ampliar pueden buscar el artìculo original publicado en la revista Neurocase con el nombre “Measuring the representational space of music with fMRI: a case study with Sting” por Daniel J. Levitin & Scott T. Grafton).

Quienes tocamos los cuencos tibetanos desarrollamos con sus sonidos una familiaridad tal que podríamos decir que se nos incorporan. Luego, feliz e inevitables, sus vibraciones ya nos son propias, nos acompañan y constituyen identitariamente hasta el punto de, aún en el silencio mas desolador, volvérsenos capaz hacer sonar nuestro cuenco desde nuestro interior.-

VISHUDA CUENCOS TIBETANOS

6 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Ser parámetro sónico

Contraviniendo la potencia relativista de la posmodernidad, los tonos se postulan como absolutos y poseedores de características que les son instrinsecamente especìficas y que en consecuencia les perm

Miserere mei, Deus

“Miserere mei, Deus” (Dios ten piedad de mí) es el nombre suplicante de una hermosísima obra del siglo XVII del compositor Gregorio Allegri. El autor musicalizó el salmo 51 llamado “Miserere” y Salmo

Placer ON/OFF

Cual si hablaramos de un interruptor, la música puede activar el placer o desactivarlo. Las áreas auditivas temporales y la circunvolución orbitofrontal derecha se encienden iniciando el proceso del p

bottom of page