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Una familia sonora

“Con los múltiples ojos artificiales que nos han salido, sabemos apreciar mejor que los antiguos judíos, que los cristianos primitivos y los árabes al artista celestial”

  Ludwig Marcuse, Pesimismo


“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera”

José Hernández, Martín Fierro

 


Si nos  dedicáramos a mirar varias hormigas ir y venir, al cabo de algunos amplios minutos seguramente se nos figurarían todas muy semejantes. La distancia con la que se observa un evento o un objeto determina el nivel de detalle y diferenciación que ha de conseguirse, y mirar hormigas es algo que se hace de lejos.  Lo mismo ocurre con los “cuencos tibetanos”: observados de lejos parecieran sólo ser esos cacharros cóncavos que suenan al ser frotados o golpeados, pero en realidad la expresión “cuencos tibetanos” es una categoría que agrupa a unos instrumentos que, aun siendo hermanos y semejantes, como las hormigas vistas de cerca tienen un montón de diferencias entre sí. Están los Cuencos “Manipuri”, los más pequeños de la familia y con forma de plato; aquellos otros llamados Cuencos “Caliz”, generosos en frecuencias agudas y que asemejan una copa; los de la región india de Bengala llamados “Bengal” hechos a golpes de martillo y muy estables en su sonar; los cuencos “Thadopati” de base bien plana y paredes rectas y gruesas como precipicios que permiten ser impactadas con fuerza y generar así un fuerte volumen; se suman al catálogo familiar los Cuencos “Jambati” bien grandes y graves en su sonido; en oposición los Cuencos “Jarkanda” son de paredes delgadas y bien altos; también están los Cuencos “Ulti” de borde extravagantemente abierto; los infrecuentes, exóticos y carísimos Cuencos “Lingam” y “Mani”; los Cuencos “Planetarios”; el famoso Tong Pen o Cuenco “Tao” que es más reconocible no por su nombre sino por su forma de palangana y por su método de ejecución que es frotando sus asas una vez vertida agua dentro del cuenco;  Japón se suma a la lista con sus preciosos Cuencos “Keizu”; y se suma también la industria metalúrgica con los Cuencos “Industriales” intervenidos en su hechura mayormente por máquinas…. Nuestro trabajo es acercar a las personas a estos instrumentos, y si quisimos en esta oportunidad presentarles a la familia de “cuencos Tibetanos” fue porque llamar a cada quien por su nombre, distinguir sus particularidades, su procedencia y potencialidad, es una manera de dar identidad y, porque no, de existir. 

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